Abre la ventana
El aire que ha de soplar ha de ser caprichoso,
no debe saber a donde sopla ni que lleva con él,
ni saber que os lo he contado.
Debe quebrar la palabra vana
alejándola de sus hermanas,
derribar el orgullo vacío,
batiendo hojas de ventana.
Airear la cama infiel,
con portazos y adioses de eco,
nocturno e insomne.
El día caluroso ha de recibir,
recuerdos frescos de segundo encuentro,
congelado en el momento anhelante.
El aire que mantenga flotando,
suspendida,
la palabra de amor
que escapa del suspiro.
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