Tejados de Cagliari
Desde el escalón a tu cielo,
te escribo, mi alma,
Respiro las huellas de mi pasado
y el polvo que he levantado,
Huele a sal, mi alma,
Veo tejados bajo los que nunca viviré al tiempo que el tiempo no es más que arena, roca y sal.
¿Qué somos minha alma? (Te encuentro siempre que me pierdo)
El mar, antes amigo y confidente hoy escribe cartas de eco lejano.
Dicen los ecos de salitre que estás conmigo por conveniencia
y que fuera de mi cuerpo no sabes existir.
Aprenderás o morirás,
al tiempo que yo, ser luminoso con fecha de caducidad caeré bajo la tierra que he levantado.
Y seré oscuro, ya no seré.
¡Oh, mi alma!
Como olvidar el mundo que juntos encontramos,
que juntos compartimos y como seguro,
olvidaran el mundo que dejaremos.
Pero no quiero que te abatan las verdades del jilguero.
Tu eres, ante todo eterna, mi alma.
Me lo dice el mar que escala por los tejados de esta ciudad.
Seamos uno, mi vida,
que mientras ocurre el mundo, ocurrimos también nosotros
y deja que te suceda una caricia como el agua,
al cerrar mis ojos.
Que tal vez seamos un vuelo breve, como de jilguero liberado.
Seamos entonces un vuelo alto, lleno de aire y alto,
alto sobre los tejados de las ciudades.
AGL
Comentarios
Publicar un comentario